CONSUMIDOR ROCK

Sin lugar a dudas, uno de los pilares fundamentales del sistema económico (y tal vez de otros) es el consumidor. Las reglas del mercado son simples: el consumidor maximiza su utilidad y el productor maximiza beneficio. Eso, en teoría, debiese bastar para equilibrar los mercados. Como esto no es exclusivo de los modelos macroeconómicos que manejan los países en las actualidad tal vez sería ilustrativo pensar en como aplicarlo de manera apropiada al “mercado del rock”, esto es, quién es y cómo se desenvuelve el consumidor de rock hoy en día.

Para nadie es un misterio que las personas en la actualidad han cambiado sus hábitos y uno de los cambios más dramáticos es como el tiempo se ha vuelto un factor preponderante a la hora de tomar decisiones, ya sea en el ámbito laboral o personal, nadie espera para consumir, el tiempo es oro, después de 30 minutos es gratis. Por otra parte, las personas nos hemos vuelto tan multimediáticas como nuestro entorno y es así como parte de nuestro consumo lo hacemos de manera instantánea: la televisión, el computador, télefono, todo de una vez. Finalmente, existe una perfecta diferenciación de productos, incluso en el ámbito temporal: lo que quiero, lo quiero cuando lo quiero, ni antes ni después. Esto se ve reflejado inexorablemente en la manera como escuchamos música, las personas se diferencian a tal extremo de construir una identidad de consumo única, eventualmente irrepetible, que interactúa con otras personas en lugares y tiempos precisos y que tal vez en otras circunstancias no serían capaces de compartir.

Así, la proliferación de sistemas de audio portátil no resulta un azar, son la respuesta natural a como queremos nuestra música, como construimos nuestro submundo que nos acompaña, que nos aísla de la hostilidad del medio. La identidad de las preferencias personales queda estrictamente determinada por cada uno de los sujetos y el acceso a la oferta para satisfacer nuestras necesidades la podemos separar según su origen en: internacional, que en nuestro país, se provoca casi de manera única a través del “pirateo”, donde Internet juega un rol preponderante a la hora de abastecer las diversas tendencias que han surgido con la globalización. A nadie inmerso en la escena musical parece extrañar que aparezcan grupos de los más recónditos lugares del mundo para satisfacer las necesidades de algún chileno. Sin ir más lejos, Rock in Chains tiene el agrado de escuchar el disco de una banda italiana, Eva’s Milk, para la cual preparamos la crítica de un disco que encaja perfecto en el segmento que enfocamos. La globalización, con defectos y virtudes, llegó para quedarse señores. Con respecto a la escena nacional, es cada vez más creciente la identificación con bandas nacionales, donde la idiosincrasia nacional es capturada en sus distintos matices por una creciente oferta de grupos, cuya fanaticada hincha equipo de fútbol. Por otra parte, el factor temporal comienza a difuminar los estrictos cercos que otrora separaban diferentes estilos, las personas comienzan a hacer guiños a grupos pertenecientes a múltiples tendencias, escuchar “de todo” se vuelve una religión, donde para cada ocasión, para cada estado anímico existe su correspondiente respuesta musical, que cargamos en nuestros portables casi con religiosidad. Finalmente, la impaciencia se ha apoderado de todos nosotros y se canaliza a través de la incapacidad de aguantar las ganas de hacer clic para bajar aquel disco que en nuestro país naturalmente se lanzaría con un par de semanas de atraso respecto del resto del mundo y, por lo tanto, la bondadosa Internet nos tiene disponible sin mayor complicación. Estos factores definen a grandes rasgos la demanda musicalen la actualidad.

Por el lado de la “oferta”, en el ámbito internacional, responde dinámicamente con la “generación MySpace”, descrita por Crackhitler en un artículo anterior, y que básicamente tiene a Internet como su motor. Los grupos ya no son sólo tocata-albúm, sino que son un concepto que se transmite de manera multimedia a través de la web, llegando a un universo de auditores mayor y generando fans a lo largo del mundo. En el mainstream criollo, esta herramienta también es usada con prolijidad por las bandas nacionales para mejorar la escasa difusión en los medios locales. El fotolog es el mejor panfleto para promoción y MySpace (y el formato mp3 específicamente) representan herramientas de difusión mucho más rápidas y eficientes que cualquier medio visto anteriormente. Las tocatas han crecido de manera explosiva y se comienza a generar un mundo donde las caras comienzan a ser más conocidas, donde cada cual sabe quien es quien y el apoyo mutuo genera fuerzas que suplen la falta de difusión. Con todo esto, el acceso a una identidad propia para el oyente consiste en saber dónde buscar y hacer clic.

Con esta descripción ¿Está el mercado del rock en equilibrio? ¿Existe la suficiente oferta a nivel nacional para satisfacer las necesidades del rockero de barrio? ¿Somos capaces de sobrevivir musicalmente sin Internet? Naturalmente, no existen datos que avalen una u otra respuesta, pero conjeturo que no hay equilibrio debido, principalmente, a la casi nula difusión en los medios locales. O tal vez es debido a la idiosincrasia del chileno que el rock no prende en las masas o al menos en los medios. Por que claro, el rock es sinónimo por una parte de una actitud contestaria y, por otra, del rocanroleo all nite, ambos atributos distan mucho de definir la identidad de un pueblo que se caracteriza por lo parco e indolente, donde los diminutivos están a la orden del día y las estructuras más arcaicas aún hacen mella de cierta juventud distante. Esperemos con la oferta instantánea disponible por los medios extranjeros, los criollos se peguen un “update” y comiencen a generar instancias de difusión para las DIFERENTES tendencias de hoy en día y podamos comenzar a entendernos con la verdadera diversidad musical.

por Salvatore Giuliano

(amigo personal que ojala vuelva pronto a las filas de RIC)