DONDE LAS PAPAS QUEMAN...

En Chile están pasando cosas. En el rock 'n roll chileno están pasando cosas. Ya se ha dicho bastante respecto a que las nuevas tecnologías han permitido que muchas bandas vayan proliferando por su cuenta, necesitando cada vez menos del sello discográfico, de golpes de suerte del tipo “apadrinamientos” o de que justo Ross Robinson o Brendan O' Brien andaban paseándose por La Batuta o el Piraña Rock y se maravillaron con la banda que marcará el paso en la siguiente generación de rockers. Eso ya quedó atrás, y, dentro de la realidad múltiple que vive la gente de clase media hacia arriba, múltiple en el sentido de la multiplicidad de alternativas que se tienen en todos los ámbitos de la vida, también una gran cantidad de bandas de diversos estilos y calidad, ya son capaces de grabar sus propios registros discográficos, con algo de dinero y empuje.

Todo eso ya es tema conocido, pero es precisamente lo que todo este avance tecnológico ha provocado, lo interesante. No sólo en Santiago, sino también en lugares como Copiapó y zonas cercanas al desierto, como también al otro extremo, en lugares como Punta Arenas, (sin contar la ya ultra reconocida Concepción, que es una fábrica de bandas del mainstream nacional), es en estos lares, donde vemos que han surgido bandas ligadas al Hard Rock y al Stoner básicamente, sumados a nuestro caso más cercano en Santiago, donde podemos encontrar múltiples circuitos de bandas de distintos estilos (aunque aún muy clausurados entre sí) llámese Hard Rock/Stoner, Aggro Metal, Hardcore Punk, Rock “Garage”, etc. Todo esto nos da a entender que la escena “under” está muy agitada, y se está generando un intercambio más que prolífico entre bandas muy buenas, que luchan diariamente por surgir como tales, a base de pura honestidad y trabajo, con un público que si bien sigue siendo bastante reducido, pone todo de su parte, siguiendo estos circuitos con regularidad.

Es necesario que vayamos a donde las cosas están pasando, a los bares de Santiago, no a los de elite, sino a esos de barrio Brasil, del sector Matta, del sector San Pablo/Cueto/Cumming, algunos por ahí en Providencia, otros por allá por Maipú, Estación Central, y algunos en Bellavista. Es menester que de a poco vayamos llegando a conocer y a darnos el gusto de poder escuchar buenas bandas, varias ya con sus discos debut bajo el brazo, otras en proceso de, y otras que simplemente están recién comenzando a mostrar su material. No puede ser posible que sigan siendo los mismos de siempre (en el sentido negativo, no en el sentido renguero) los que están sonando en la radio, los más difundidos y reconocidos. Se reconoce el talento de muchas bandas que han logrado el éxito, pero también es necesario que estas otras aparezcan en el mapa, parte importante del verdadero rock chileno, quizá no sonando todo el día en la FM, ni ganando discos de platino en las disquerías, probablemente esa no sea la intención de la mayoría de los que quiero que se den por aludidos aquí. Se trata de que aparezcan en el mapa estos circuitos, que la gente vaya a ver rock n roll en vivo, que el rock vaya reviviendo en Chile y que de a poco se vaya generando una cultura, tanto a nivel mainstream como en las bases, en los bares para 50 personas, en todos lados. No se trata de desconocer a las bandas extranjeras cuando nos visitan, pero no podemos dejar de lado estos microcircuitos, llenos de talento y onda, ya que son dos formas de disfrutar el rock n roll muy distintas, en los grandes estadios y en los bares, ambas muy satisfactorias, no cabe duda.

Sean todos ustedes bienvenidos a la Familia, rockeros con aguante, a Rock in Chains.

por Crackhitler.