ARTIC MONKEYS Y EL FENOMENO "MY SPACE" (o cómo la independencia es absorbida por la dependencia)
No entiendo muy bien acerca de qué serán las líneas que prosiguen. No sé si son acerca del fenómeno "My Space", o más bien es acerca de los Artic Monkeys (toda una revelación desde Gran Bretaña para el mundo) o si es mejor dicho acerca de la importancia que tiene para los rockeros actuales, sobre todo independientes, trabajar en red y estar interconectados entre sí para poder surgir (si, yo creo que por aquí va la cosa). Lo que sí le puede quedar claro al lector, es que algo de las tres cosas habrá en este breve comentario.
Bastante se ha hablado en los últimos años de la “Sociedad de Redes”, de que para subsistir hoy en día, tanto a nivel personal como organizacional, es necesario estar conectado con otros, posicionarse dentro de un grupo para así darse a conocer y ayudarse mutuamente. Es así como las redes funcionan de las formas más cotidianas que nos podamos imaginar, sin ir más lejos, el tan afamado "Fotolog" (gracias a LUN, a ese bendito zoológico social llamado “El Diario de Eva”, a “Canal Copano”, entre otros) forma parte de la cotidianeidad de parte importante de la juventud de nuestro país, y esta no es más que una de las redes sociales centralizadas por excelencia.
En este marco, es posible detectar una reciente nueva generación de músicos, conocedores ya sea concientemente o no, de esta realidad interconectada. El ya mencionado Fotolog así, aparte de funcionar como una vitrina para voyeristas y exhibicionistas, funciona como una herramienta muy útil para las bandas que quieren darse a conocer desde el under. ¿Bajo qué mecanismo? Sencillo, figurando en la lista de “amigos” de otra banda, y así poco a poco se va corriendo la voz. Lo interesante y más importante de este tipo de red, no es sólo que conecta músicos interesados en conectarse entre sí, sino que también, al estar controlada por un gran sitio de manera centralizada, queda la posibilidad abierta para conocer a otros que no conocen y que, hasta el momento, tampoco los conocen a ellos, y por ende los músicos sin darse cuenta van aumentando la cantidad de nodos de su red. No son sólo vínculos reales, sino también potenciales.
Desde este punto de vista, es uno de los mecanismos más efectivos y democráticos para que las bandas puedan hacerse conocidas sin tener que someterse a las reglas de un sello. No obstante, la gran herramienta en este mundo de las redes que es Internet, es el ya muy conocido “My Space”, el sexto sitio web más grande del mundo. Desde su creación en 2003, a paso lento pero firme se ha ido convirtiendo en una herramienta útil y cada día más necesaria para la difusión de las creaciones de los músicos independientes. Es así como actualmente toda banda emergente acude a este espacio para mostrarle al mundo de la manera más pragmática sus “caballitos de batalla”, y lo que es mejor aún, se inserta en una red importante con otros músicos, mediante lo que son los “favoritos” o “amigos”, y que es centralizada por el sitio. De esta manera, paradójicamente, lo que podríamos observar como la encarnación viva del capitalismo en la era global, se ha convertido en el motor más importante para que las bandas puedan surgir desde la independencia. Atrás quedaron consignas como: “para ganarte la independencia debes salirte del sistema”.
Lo que ocurre hoy, en cambio, es que mediante My Space y Fotolog, el mercado global ha sido capaz de incorporar (detectando de manera más bien casual) la necesidad de independencia sin perder la posibilidad de buena difusión, y lo que es más importante aún, sin tener que poner a disposición de las multinacionales las ideas musicales propias. En síntesis hoy, para que una banda aumente su popularidad y a la vez mantenga su independencia, DEBE ingresar a esta gran red global y cibernética llamada “My Space”. Se trata de entrar al mercado, pero sin que este te pida nada a cambio. Maravilloso, ¿o no?
Como un ejemplo ilustrativo de todo esto, traigo a colación el caso de los que llevan la batuta en esto del “My Space”: me refiero a los ultra galardonados Artic Monkeys, banda inglesa que reventó los rankings, y se ha paseado por todos los festivales en su peak de popularidad, todo esto en tan sólo un año, con dos discos bajo el brazo. ¿Cómo lo hicieron? Comenzó lentamente a correrse la voz en Inglaterra, de que existía una banda que “tenía toda la onda”, pero no se tenían mayores rastros de ellos, no había discos, sólo un “My Space”. ¿Resultado? Fueron fichados en el sello Domino, y el resto de la historia es conocida: muchos premios, muchos discos vendidos, suenan todo el día en la radio…
No es mi pretensión acá hacer una oda a la popularidad, sino mostrar un fenómeno (no tan) nuevo que de a poco está tomando forma y que en Chile ya está teniendo sus repercusiones. Personalmente considero a los Monos del ártico una gran banda de rock pop. Me gustan y no por ese típico cliché justificativo utilizado cada vez que nos gusta una banda media poperona, de que se trata de una banda “de pop inteligente”, sino porque son una agrupación que toca excelente, tanto técnicamente (su batero es muy bueno, y en general todos sus componentes lo son) como “ondísticamente”, con canciones que más allá de su popularidad posterior, suenan honestas, frescas y cohesionadas, de fácil llegada pero muy bien ejecutadas. Sonando tan british como al british le hubiera gustado sonar hace ya bastante rato, hay “algo en el aire” de esta banda que me agrada mucho, suenan cool, retomando elementos del sonido sencillo de The Clash, y con un aura que recuerda en más de una ocasión la época temprana de Blur (favor abstenerse de ataques personales por esta comparación, insisto, es muy personal). Todos estos elementos, melodías fáciles pero potentes y bien ejecutadas, fueron premiados por la gallada, permitiéndole a esta nobel agrupación jactarse de ser una banda que emergió desde las bases, desde la misma gente, y que claro, ahora factura millones.
El caso de Artic Monkeys no es más que la bienvenida a una nueva generación de bandas, a la generación del “My Space”, de la independencia absoluta que ha sido incorporada inteligentemente (y desalentadoramente, para los sectores más resistentes) por el Mercado Global, por la dependencia. Una nueva forma de conocer la música por parte del público, una nueva forma de darla a conocer en lo que respecta al artista. Es de esperar que esta casi siniestra incorporación de la independencia a la dependencia, sirva de algo y de una buena vez, las buenas bandas empiecen a ser (re)conocidas por el público. Así que Hey!, tu, joven, ya no hay excusas, es cuestión de pasearse unos minutos por tus links de fotolog y ya está.
Bastante se ha hablado en los últimos años de la “Sociedad de Redes”, de que para subsistir hoy en día, tanto a nivel personal como organizacional, es necesario estar conectado con otros, posicionarse dentro de un grupo para así darse a conocer y ayudarse mutuamente. Es así como las redes funcionan de las formas más cotidianas que nos podamos imaginar, sin ir más lejos, el tan afamado "Fotolog" (gracias a LUN, a ese bendito zoológico social llamado “El Diario de Eva”, a “Canal Copano”, entre otros) forma parte de la cotidianeidad de parte importante de la juventud de nuestro país, y esta no es más que una de las redes sociales centralizadas por excelencia.
En este marco, es posible detectar una reciente nueva generación de músicos, conocedores ya sea concientemente o no, de esta realidad interconectada. El ya mencionado Fotolog así, aparte de funcionar como una vitrina para voyeristas y exhibicionistas, funciona como una herramienta muy útil para las bandas que quieren darse a conocer desde el under. ¿Bajo qué mecanismo? Sencillo, figurando en la lista de “amigos” de otra banda, y así poco a poco se va corriendo la voz. Lo interesante y más importante de este tipo de red, no es sólo que conecta músicos interesados en conectarse entre sí, sino que también, al estar controlada por un gran sitio de manera centralizada, queda la posibilidad abierta para conocer a otros que no conocen y que, hasta el momento, tampoco los conocen a ellos, y por ende los músicos sin darse cuenta van aumentando la cantidad de nodos de su red. No son sólo vínculos reales, sino también potenciales.Desde este punto de vista, es uno de los mecanismos más efectivos y democráticos para que las bandas puedan hacerse conocidas sin tener que someterse a las reglas de un sello. No obstante, la gran herramienta en este mundo de las redes que es Internet, es el ya muy conocido “My Space”, el sexto sitio web más grande del mundo. Desde su creación en 2003, a paso lento pero firme se ha ido convirtiendo en una herramienta útil y cada día más necesaria para la difusión de las creaciones de los músicos independientes. Es así como actualmente toda banda emergente acude a este espacio para mostrarle al mundo de la manera más pragmática sus “caballitos de batalla”, y lo que es mejor aún, se inserta en una red importante con otros músicos, mediante lo que son los “favoritos” o “amigos”, y que es centralizada por el sitio. De esta manera, paradójicamente, lo que podríamos observar como la encarnación viva del capitalismo en la era global, se ha convertido en el motor más importante para que las bandas puedan surgir desde la independencia. Atrás quedaron consignas como: “para ganarte la independencia debes salirte del sistema”.
Lo que ocurre hoy, en cambio, es que mediante My Space y Fotolog, el mercado global ha sido capaz de incorporar (detectando de manera más bien casual) la necesidad de independencia sin perder la posibilidad de buena difusión, y lo que es más importante aún, sin tener que poner a disposición de las multinacionales las ideas musicales propias. En síntesis hoy, para que una banda aumente su popularidad y a la vez mantenga su independencia, DEBE ingresar a esta gran red global y cibernética llamada “My Space”. Se trata de entrar al mercado, pero sin que este te pida nada a cambio. Maravilloso, ¿o no?
Como un ejemplo ilustrativo de todo esto, traigo a colación el caso de los que llevan la batuta en esto del “My Space”: me refiero a los ultra galardonados Artic Monkeys, banda inglesa que reventó los rankings, y se ha paseado por todos los festivales en su peak de popularidad, todo esto en tan sólo un año, con dos discos bajo el brazo. ¿Cómo lo hicieron? Comenzó lentamente a correrse la voz en Inglaterra, de que existía una banda que “tenía toda la onda”, pero no se tenían mayores rastros de ellos, no había discos, sólo un “My Space”. ¿Resultado? Fueron fichados en el sello Domino, y el resto de la historia es conocida: muchos premios, muchos discos vendidos, suenan todo el día en la radio…
No es mi pretensión acá hacer una oda a la popularidad, sino mostrar un fenómeno (no tan) nuevo que de a poco está tomando forma y que en Chile ya está teniendo sus repercusiones. Personalmente considero a los Monos del ártico una gran banda de rock pop. Me gustan y no por ese típico cliché justificativo utilizado cada vez que nos gusta una banda media poperona, de que se trata de una banda “de pop inteligente”, sino porque son una agrupación que toca excelente, tanto técnicamente (su batero es muy bueno, y en general todos sus componentes lo son) como “ondísticamente”, con canciones que más allá de su popularidad posterior, suenan honestas, frescas y cohesionadas, de fácil llegada pero muy bien ejecutadas. Sonando tan british como al british le hubiera gustado sonar hace ya bastante rato, hay “algo en el aire” de esta banda que me agrada mucho, suenan cool, retomando elementos del sonido sencillo de The Clash, y con un aura que recuerda en más de una ocasión la época temprana de Blur (favor abstenerse de ataques personales por esta comparación, insisto, es muy personal). Todos estos elementos, melodías fáciles pero potentes y bien ejecutadas, fueron premiados por la gallada, permitiéndole a esta nobel agrupación jactarse de ser una banda que emergió desde las bases, desde la misma gente, y que claro, ahora factura millones.El caso de Artic Monkeys no es más que la bienvenida a una nueva generación de bandas, a la generación del “My Space”, de la independencia absoluta que ha sido incorporada inteligentemente (y desalentadoramente, para los sectores más resistentes) por el Mercado Global, por la dependencia. Una nueva forma de conocer la música por parte del público, una nueva forma de darla a conocer en lo que respecta al artista. Es de esperar que esta casi siniestra incorporación de la independencia a la dependencia, sirva de algo y de una buena vez, las buenas bandas empiecen a ser (re)conocidas por el público. Así que Hey!, tu, joven, ya no hay excusas, es cuestión de pasearse unos minutos por tus links de fotolog y ya está.
por Crackhitler
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